Nuestros Gigantes Cotidianos
La primer Edición de Somos Deporte ha pasado y más allá de las inolvidables y célebres visitas de Walter y Sergio, ambos llenos de generosos detalles y mensajes inspiradores, ocurrieron muchísimas cosas más. Cosas que, gracias a su inmenso valor, dejan de ser solamente cosas.
El contacto directo con los protagonistas que eligieron asistir y obsequiarnos su presencia durante varias horas un sábado, nos dieron un mensaje de compromiso y conciencia sobre la apasionante oportunidad de pensar de manera colectiva.
Las personas se apropiaron del espacio con sus ideas y aportes solidarios, tanto dentro del hermoso auditorio de la Casa de las Culturas, como también en los momentos compartidos dentro y fuera de la sala. ¿Cómo se demostró durante la jornada Somos Deporte el intangible comprometido de pensar de manera colectiva en terrenos desafiantes e incómodos?
Las subjetividades que se encontraron durante la intensa tarde de trabajo nos plantearon diversas y quizás complementarias realidades de nuestra comunidad que elije hacer Deporte.
La Psicología Organizacional Deportiva, como propuesta de trabajo, nos permite acercarnos y formar lazos genuinos dentro de nuestras comunidades deportivas. Comunidades atravesadas tanto por necesidades como por innumerables fortalezas.
Hablar de diversidad en las comunidades vinculadas al Deporte nos puede ayudar a transicionar expectativas, fortalezas y sobre todo desafíos. Muchas veces sólo reconocidos cómo enormes problemas. Cada grupo con quienes compartimos o empezamos a establecer lazos de mutuo reconocimiento tiene sus propias características e identidades.
Maneras de trabajar, disciplinas con reglas de juego explícitas y cada vez más claras, nos plantean simplemente un punto de partida. En medio de nuestra cultura exitista, la tarea cotidiana va mas allá de un resultado inmediato. Cuando nos damos la oportunidad de aceptar que nadie tiene por qué saber todo, y que el aprendizaje colectivo puede fortalecer vínculos que vayan mas allá de ganar o perder, cada grupo de personas que se anime a convertirse en un verdadero Equipo podrá también comenzar a reconocer objetivos comunes.
Ganar o perder también podrá ser la búsqueda y el cuidado de las personas que se animen a aprender junto a otros, para así acercarnos a la creación de un equipo.
Los vínculos de una comunidad atraviesan nuestras disciplinas deportivas. Al proponernos fortalecerlas no estaríamos trabajando solamente en ámbitos lúdicos, ni sólo en el aparentemente aislado ámbito del alto rendimiento. Ese fortalecimiento le pertenecerá a toda la comunidad, la cual, desde el compromiso y la cooperación en cada iniciativa será protagonista.
Entonces, cada Equipo podría darse cuenta de que no se encuentra aislado durante ningún partido, campeonato, temporada o incluso durante las carreras deportivas.
Si algo de todo esto como ambiciosa brújula comunitaria sucede, ya estamos ayudando colectivamente a que las personas, familias e instituciones puedan ser sobre todo cada día más protagonistas de sus propios desafíos. Nuestras comunidades, al salir cada día a la cancha de manera anónima e inspiradora con sus acciones solidarias, cada vez más organizadas y comprometidas, podrán dar nacimiento a gigantes cotidianos.